Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Nada social

Nada social

Nada social

El PP se ha retratado. Ha perdido una ocasión de oro para mostrar un rostro social, aunque fuese desde el conservadurismo y la democraciacristiana en el centroderecha. El PP debe ser un partido de orden. Y no hay orden posible sin paz social.

Alberto Núñez Feijóo pudo perfectamente respaldar la reducción de la jornada laboral (treinta minutos al día, para entendernos) que para la clase trabajadora supone un mundo, una conquista. Pensemos en esa trabajadora que coge el metro al cumplir su jornada laboral al anochecer en Madrid (y las grandes ciudades) para ir a un barrio periférico, tardando casi una hora en el trayecto, y donde le espera sus hijos, su familia.

Cómo desea, y con toda razón, esa media hora; más que merecida pues no estamos en 1983, la sociedad en 2025 es otra.Con esta negativa del PP, Feijóo alarga la sombra antisocial de Mariano Rajoy a son del ‘austericidio’. En vez de emular al José María Aznar que quiso viajar al centro para ganar en 1996, Feijóo vota junto a la extrema derecha que es, también, antisindical. Y, encima, lo hace igualmente de la mano de Junts que, por un lado, le afea todo lo relacionado con Carles Puigdemont y el ‘procés’ pero cuando toca la cartera y el gran capital, todos se ponen de acuerdo enseguida.

Los patriotismos, el chauvinismo respectivo, casan rápidamente para atrincherarse ante cualquier conquista social. Lo vimos el miércoles en el Congreso de los Diputados. El PP pudo no solo desmarcarse de la ultraderecha sino, al tiempo, hacer ver que también está (a su modo) con las trabajadoras y trabajadores. Además, así le hubiese robado el discurso a las izquierdas. Pero no lo hizo. Y por eso, aún en 2025, las izquierdas siguen siendo las izquierdas por su razón de ser y las derechas continúan siendo las derechas por otros intereses. La sociedad es lucha de clases.

Por otro lado, si el PP ha rechazado los treinta minutos de tiempo libre estando en la oposición, cabe ya pensar cómo será gobernando. Y si a La Moncloa entra Vox como socio, prepárense para una legislatura próxima de huelgas generales, quiebra territorial y descontento social. Ser un partido de Estado implica serlo para todas las clases sociales. El PP no puede desligarse de esa dinámica.

De hecho, cuando se ha salido lo acaba pagando electoralmente: Rajoy perdió en 2015, a la primera, la mayoría absoluta que había cosechado en 2011. Razón: recortes y más recortes, empobrecimiento salarial. Si tan convencidos están el PP, Vox y Junts de haber hecho lo correcto al no mejorar un poco las condiciones de vida de la clase trabajadora: ¿por qué ahora no sacan pecho como lo hacen con sus banderas patrióticas? El silencio señala culpabilidad.