Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

¿Quedan militantes?

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Hace tiempo que el modelo de partidos políticos está en crisis. La merma de militancia es reemplazada por espacios profesionales (pega de carteles o gabinetes de comunicación, por ejemplo) y certifica la defunción de los partidos políticos de masas que protagonizaron gran parte del siglo XX. Hoy las sedes ya no son espacios de socialización, o lo son menos, a diferencia de hace un siglo cuando se acudía a leer, debatir o aprender otras cosas; especialmente, en las siglas del espacio de la izquierda.

Con todo, no hace falta remontarse tan atrás. La sociedad ungida tras la pandemia, tan digital, señala cómo los aparatos son cada vez más raquíticos. De hecho, en buena medida el debate político en los medios de comunicación se ciñe a las listas próximas, las luchas internas y qué será de este o aquel dirigente… Muy interesante, vende expectación, pero se olvida del gran drama de los partidos: los militantes son cada vez menos.

Se milita hoy por hoy en internet. La presencia física en cafeterías es sustituida por las redes sociales. Mas la militancia conlleva compromiso y afectos. Incluso, cuando un partido se divide se nota que enseguida las relaciones personales en numerosas ocasiones se frenan o se restringen. Será ley de vida, como en el amor. Ya se sabe que cuando quieres olvidar a alguien, a la persona que amaste, tratas de tomar distancia para salvarte de los efectos de la implicación emocional previa.

Que los partidos en 2025 necesitan militantes es obvio. Pero puede ocurrir también que los militantes para la dirigencia resulten un estorbo, solo les interesa cada cuatro años al calor de la cita con las urnas. Aunque hay algo más llamativo: si todo es instantáneo, si lo digital cambia el rumbo de un día para otro, ¿cómo aguantarán los partidos que conocimos en las últimas décadas de democracia? El PSOE y el PP no son lo que eran hace una década, que por entonces estaban ya mal. De momento, la juventud se apunta a opciones más escoradas a izquierda o derecha. Normal, si el ascensor social está roto: te indignas con el sistema establecido. Qué menos. Así pues, y a este ritmo, la intermediación entre partidos y sociedad es cada vez menor. Y puede, solo es una salida que barajo que pueda acontecer, que con el tiempo los partidos sean reemplazados por frentes populares que se monten y desmonten por cada cita electoral. Eso o sigue la profesionalización de la política. Todo no podrá ser a la vez. Se otea transformaciones.