Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Por carril propio

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NC tiene que organizarse y crecer como partido de aquí a 2027 con independencia de lo que vaya a ocurrir en el Cabildo de Gran Canaria. Si NC no se desliga de este amarre mental estará enclaustrada como organización y, por ende, imposibilitada para seguir existiendo de manera diferenciada y anclada a un proyecto político concreto obediente a esta tierra: el nacionalismo de izquierdas, la izquierda canaria. Dicho de otra manera, más nítida si cabe, NC tiene que encarar una etapa de recuperación de su autoestima y de impulso de su madurez. Y eso implica, a todas luces, priorizar el partido sobre lo institucional. Que el señuelo de los puestos no anule el futuro de NC.

Evidentemente, NC, como todo partido, aspira a tener el mayor poder institucional posible. Va de suyo. Y tendrá que presentar las planchas electorales más competitivas posibles a las diferentes instituciones. Mas tanto las organizaciones como las personas tienen que ser honestas con la ciudadanía a la que te debes y que desde 2015 depositó la confianza en esta papeleta. Y esto conlleva, ahora mismo, y dado todo lo ocurrido en el último tiempo, aclarar que el objetivo de NC no pasa por garantizar a un grupo cotas de responsabilidad institucional como ha acontecido desde hace una década.

Dicho en plata, acordar o forzar un apaño con los que se han ido (por no mentar a los tránsfugas) cuando se acerque la cita con las urnas en 2027 para no perder un puñado de cargos, atesorados desde 2015, en la institución insular supondría un enorme error pues (difuminación mediante) entonces sí finiquitaría lo que representa NC.

Cuando la pasta de dientes ha salido del tubo, ya no hay manera de volver a introducirla. Estamos en otra pantalla. En otro ciclo. Un periodo de humildad y cultura militante que no puede estar sujeto a qué pasará con este puesto o el otro… Este carril es el que el congreso de NC, en libertad y democráticamente, le marcó a Luis Campos. Es más, cualquier chalaneo sobrevenido y martingalas al uso porque, de repente, algunos se han percatado que la piscina a la que han dado el salto no tenía el agua que creyeron, no es problema de NC ni de Campos. El que se quiso ir, se fue. El que traicionó, lo hizo sin miramientos. Incluso, no asumir esta realidad entronca con un peligro a sortear sin duda: el liderazgo de Campos no puede opacarse ni hipotecarse al pasado de desgarro vivido. De lo contrario, sería acabar con el secretario general vía absorción en la prórroga y brindar el triunfo a los que trataron de exterminar NC. A la ciudadanía hay que hablarle claro: el proyecto de NC tiene desde ahora su propio ritmo, sus tareas a ejecutar y libre de ataduras de puestos de cara a 2027. Es la hora del partido y no del qué hay de lo mío… En política el proyecto colectivo debe estar por encima del interés personal inmediato. Allá cada uno con la toma de partido que, por acción o por omisión, cogió. 2027 no será 2015.