España no puede someterse a chantajes en sus relaciones de vecindad. Además, es un peligro isleño. Madrid no puede pegar ‘volantazos’, como el perpetrado por Pedro Sánchez en relación al Sáhara Occidental, descuidando los intereses de Canarias. El ‘sanchismo’ gana tiempo pero crea un problema a medio plazo al archipiélago. Para entonces, Sánchez no estará en La Moncloa; pero, a este paso, no duden que dentro de un par de generaciones las relaciones entre Rabat y Madrid, a cuenta de Canarias y todo lo que le rodea, serán tensas, muy tensas. Si cedes hoy, te comen mañana.
El peligro isleño es que el ‘sanchismo’ no ha detectado (o pasa olímpicamente) lo que supone el expansionismo marroquí. Que hoy Mohamed VI se conforma con el Sáhara Occidental, mas con el tiempo no será así. Sobre todo, si con los años permanece el modelo alocado en Estados Unidos del ‘trumpismo’, populismos y disparates de toda laya. Rabat sabe que con aliados poderosos, puede hacer y deshacer con España a su antojo. Por eso es importante ya frenar a Marruecos. Máxime, cuando hay en juego intereses económicos y extractivos en disputa clara con Canarias. Un evidente peligro isleño.
El problema estriba en que Sánchez está en otra cosa: en el corto plazo. La avalancha humanitaria en Ceuta y Melilla (sin olvidar el drama en el muelle de Arguineguín en Mogán) fue un mecanismo de chantaje a España para que cediese con el territorio saharaui, pendiente de su proceso de descolonización.
Basta con observar detenidamente un mapa del área geográfica de Canarias para percatarse lo que es Marruecos devorando lo que llama sus provincias del sur que es, en realidad, territorio ocupado. Ese Marruecos expansivo mirará de frente a Canarias que, alejado de Madrid, querrá zampárselo de un modo u otro. No ahora, aunque ese riesgo (ese peligro isleño) sí puede asomar dentro de unas décadas.
Para entonces nos acordaremos del dislate de Sánchez y su traición al pueblo saharaui, muy en la línea socialista en esta materia. Y en Canarias lo lamentaremos. Queda por esclarecer si el PP se opone a la autonomía sobre el Sáhara Occidental (impuesta por Marruecos) de cara a la galería o, en cambio, defenderá con firmeza el derecho de autodeterminación; para evitar, entre otras cosas, el peligro isleño. José María Aznar fue firme con Marruecos. No se achantó. Las cesiones en el presente, dejación mediante de España como potencia administradora de la colonia, es una fuente de problemas para Canarias más temprano que tarde. De hecho, ya lo es. Además, supone una injusticia con el pueblo saharaui.










