Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Homenaje a Pérez

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La Fundación Juan Negrín rindió homenaje a José Miguel Pérez (1957-2024) la tarde del viernes. Este centro, con sede en Vegueta, zona de residencia también del historiador, tuvo entre los esfuerzos corales de su impulso, entre otros, los de Pérez. El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria poseyó entre sus prioridades rescatar la figura del científico y republicano Negrín. En realidad, Pérez siempre fue más académico que político. Incluso, dirigió las ediciones de los cursos de historia política contemporánea en la Casa-Museo León y Castillo en Telde. O, dicho de otra forma, se metió en política solo por un tiempo (menor al que él hubiera deseado, ahora iremos a ello) y siempre con la convicción de que era un camino de ida y vuelta. Se le escuchó decir que su etapa en política le permitió experimentar en persona lo que como historiador, de algún modo, había estudiado.

Era tímido. Indudablemente introvertido. Lo que conllevaba que, como le ocurre a estos perfiles, otros creyesen que era soberbia. Y era un perfil que respondía a la política de otra época. Ya lo era hace algo más de una década, cómo sería hoy el papel en política de él: casi imposible, entre tanto ruido, odio y desmejoramiento de la política, dentro y fuera de los partidos.

Su carácter le permitió entenderse primero con NC (en la institución insular) y con CC (en el Gobierno de Canarias). Tuvo de vicepresidente a Román Rodríguez en la Casa Palacio de Bravo Murillo, cuando el PSOE y NC se pusieron de acuerdo en registrar la moción de censura contra José Manuel Soria (que había sido el más votado) y gobernar el Cabildo de Gran Canaria (2007-2011). Luego dio el salto al Gabinete autonómico para ser el número dos de Paulino Rivero. Fue mejor consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad que líder orgánico. En realidad, no le gustaba la vida de aparato. Llegó al PSOE cuando este atravesaba el desierto de principios de siglo (al calor de José María Aznar) y se fue de la primera línea cuando la irrupción de Podemos en los comicios europeos de 2014 dejó claro que el liderazgo en Ferraz de Alfredo Pérez Rubalcaba ya no tenía sentido. Pérez, por su forma de pensar y ser, era un prohombre de ese PSOE, el de Rubalcaba y otros, que enseguida se sintió incómodo con el ‘sanchismo’.

Dentro del PSOE, siendo aún solo jefe de filas en Gran Canaria, apoyó al grupo federal de cristianos socialistas que lideraba Carlos García de Andoin (hoy vicealcalde de Sestao, Vizcaya) y respaldaba áulicamente Ramón Jáuregui. Aquí se notó que Pérez bebía de la misma rama; influido vitalmente por su amigo y sacerdote José Alonso. El homenaje, por tanto, era más que merecido; y solo cabe recordar a aquel hombre reservado que timoneó su paso por la política como buenamente pudo. Y aunque le hubiera gustado repetir como candidato socialista a la Presidencia del Gobierno en 2015, sabía que no contaba con fuerza orgánica para semejante misión. Y se fue con discreción.