Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Felipe a Leonor

Felipe a Leonor

Le dedicó Felipe a Leonor su discurso el viernes con motivo de la entrega del Toisón de Oro al expresidente del Gobierno (1982-1996). Felipe González ha sido, de largo, el personaje político (en democracia) con más poder en España durante el siglo XX; solo superado (en dictadura) por Francisco Franco. González fue el encargado de dotarle la pata socialdemócrata al sistema del 78, avalado por los colegas alemanes y por la CIA. La Corona le debe mucho a González pues la simbiosis entre ‘juancarlismo’ y PSOE fue decisiva en la década de los años ochenta y noventa para consolidar la democracia. Incluso, González tuvo mejor relación con Juan Carlos I que José María Aznar con respecto al monarca.

La alocución de Felipe a Leonor, aunque no fuese una dedicación expresa sino que viene sustentada en el tramo final por lo que le dijo González a la princesa, está basada en la importancia de preservar el legado de la Transición. Así de claro como de precario se muestra hoy.

Ciertamente, los extremos políticos están adquiriendo auge en detrimento del sistema del 78 que, amén del bipartidismo, fue esencialmente centrípeto en el voto hasta 2008. Este andamiaje constitucional está siendo carcomido, por méritos propios y ajenos, y nos encontramos en 2025 con la disyuntiva de qué será del mismo en los próximos años.

Cuando González citó a los ‘padres’ de la Constitución (sí, faltaron mujeres) y a Santiago Carrillo, sabía perfectamente lo que hacía. No solo fue un gesto elegante por parte del exjefe del Ejecutivo sino al tiempo puso en valor las claves políticas de la Transición que, en gran medida, pasó por la cesión mutua. A buen seguro, cedió más la izquierda; pero hubo cesión de las dos partes, y de los nacionalismos periféricos. Y con eso pudimos gozar de estabilidad sistémica durante décadas; esto subyace en lo que le dijo Felipe a Leonor.

Algo muy valioso que ahora está siendo cuestionado. La democracia exige cuidarla. Es trascendental entender que el pluralismo político, el respeto, el ceder en función del peso electoral de cada uno, el sometimiento de las proclamas propias a las reglas del juego… son herramientas imprescindibles para que la democracia funcione. Con todo, son máximas que se daban por descontadas hasta hace no mucho y que, en el presente, quedan desdibujadas por el sectarismo y el odio. Hay muchos interesados en derribar el relato de la Transición y finiquitar el sistema del 78, sin aclarar hacia dónde quieren llevar España. Esto último no lo dicen. Aunque ponen en riesgo, y de qué manera, la estabilidad, la convivencia y la paz social.