Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Fascistas del 36

Fascistas del 36

Los fascistas del 36 y los de 2025 tienen elementos en común. Para empezar, el desprecio a la democracia. Los neofascistas son más refinados en las formas y no matan. En el verano del 36 sí lo hicieron. Y después también. Y concluida la Guerra Civil, tras fracasar el golpe de Estado, otro tanto. No hubo piedad. Hubo victoria henchida tras el 39. Y con esas lecciones, justo al calor del cincuenta aniversario de la muerte del dictador, toca sopesar la Historia de España del siglo XX. Y valorar la Transición, a pesar de sus sombras y pesares. Sin Transición, hoy no habría democracia. Democracia mejor o peor, pero democracia a fin de cuentas.

El pasado domingo por la noche TVE emitió la película dirigida por Alejandro Amenábar: ‘Mientras dure la guerra’ (2019). Ambientada en Salamanca en 1936 y tomando como pivote al rector y escritor Miguel de Unamuno, disecciona lo ocurrido a la par que cuenta con un reparto de actores espléndido. Miguel de Unamuno es un intelectual. Que no es lo mismo que un político. El intelectual duda. El intelectual matiza. El intelectual cambia de opinión. En cambio, el político se vale del intelectual. Con frecuencia, lo usa. Pero el intelectual rechaza a los fascistas del 36 y a los militares golpistas.

Miguel de Unamuno titubea. Quiere orden y piensa que la Segunda República, ya por el 36 y antes, se ha pasado de rosca. Al principio, ve en los militares golpistas una restauración de ese orden ansiado. Luego, poco a poco, va comprendiendo que el fascismo italiano y el nazismo alemán también han llegado a España; e irrumpen con el alzamiento los fascistas del 36. Tarda en reaccionar, mas lo hace finalmente. Y aunque su gesto sea testimonial en medio de un país que comienza a devastarse por el conflicto bélico, mantiene la dignidad y congruencia.

Si en los colegios y enseñanzas medias no se ofrece el valor incalculable de la democracia y se muestra el siglo XX español tal como fue, demediado por un golpe de Estado que derivó en tragedia y en una larga dictadura, las pesadillas (a su manera) pueden repetirse. En la cinta de Amenábar aparecen los primeros represaliados y asesinados tirados en las cunetas. Esto no está presente como se merece en los institutos. En Canarias todavía se sabe la barbarie que supuso los pozos de Arucas y la sima de Jinámar porque se ha transmitido de una generación a otra dentro de los hogares, y no en las aulas donde no se explica qué sucedió.

Hoy el correaje y las botas altas de aquellos ‘camisas viejas’ son reemplazados por la provocación en la calle micrófono en mano y el odio difundido en las redes sociales. De eso se vale Vox y demás partidos de semejante pelaje en el Viejo Continente. Cualquier día habrá una chispa ingobernable, y la cosa llegará a mayores. Y entonces repararemos en la complejidad del siglo XX español. Ojalá no sea tarde.