Primera Plana

Columna de Rafael Álvarez Gil

El único

El único

José Miguel Bravo de Laguna es el único diputado que queda vivo de los elegidos por la provincia de Las Palmas en las elecciones generales de 1977. Ha llovido mucho. Entonces a esta circunscripción electoral le tocaba repartir 6 actas: 5 fueron para la UCD y otra para el PSOE, que encarnó Jerónimo Saavedra (el único socialista grancanario con rumbo a Madrid).

Con motivo de la celebración del Día de la Constitución, tuvo lugar el tradicional acto de homenaje en la Delegación del Gobierno, ubicado en la plaza de La Feria de la capital grancanaria. Es una conmemoración anual que concita a todas las autoridades. Unos años concurren más, otros menos. Bravo de Laguna sí estuvo presente, y echó en falta la presencia de más representantes públicos de primer nivel, que no enviaran a sus ‘delfines’ a cubrir la papeleta.

El único diputado de aquella época tiene verbo fácil y enseguida entablas conversación. Basta encender la mecha con unas frases y, de repente, te conecta con aquel suceso histórico o aquel otro, que tanto interés despierta para conocer la Transición y la evolución del sistema de partidos en las islas. El valor de Bravo de Laguna, evidentemente, traspasa el mero hecho de ser el único parlamentario vivo por Las Palmas en 1977, y adopta envergadura por todo lo que representó luego, siendo (sin duda) un actor clave en la configuración del centroderecha en Canarias.

A todas luces, el nivel del parlamentarismo ha bajado considerablemente. Y no solo por el sectarismo o el odio que afloran con las nuevas formas de comunicación y demás diatribas en la red, sino por el hecho patente de que los perfiles (en términos generales) han perdido aplomo, bagaje y valía en distintos términos que hacen que el enriquecimiento mutuo sea imposible. El parlamentarismo sin un buen debate no es nada. Es echarse en cara eslóganes al uso que no convencen y que quedan orillados por ambas bancadas. Un desatino. Una pérdida de tiempo.

No hemos llegado a esta situación de un día para otro sino que es fruto de un proceso que se ha ido acelerando por último. Quizá, el adiós del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba enlaza con ese mundo de ayer que ha dado paso al circo creciente que nos atenaza y que degrada la política. Bravo de Laguna corresponde a otra época: a un Parlamento con más respeto, nivel y calidad de ese debate. Por ejemplo, ¿dónde está hoy un Julio Anguita?