Carlos Mazón cargará con una situación de conciencia dura el resto de su vida. Parecida, salvando la distancia fruto de ser víctimas, a la de las familias que perdieron a sus seres queridos. La dana de 2024 fue un antes y un después para todos ellos. Y las consecuencias también. Viene esto a cuento porque ya los responsables públicos no ahorrarán en seguridad a la hora de tomar decisiones de prevención. Más vale pasarse de rosca y que luego salga el sol a verte inmerso en un desliz o imprudencia por no atinar correctamente.
Inundaciones siempre las ha habido y seguirá habiéndolas. Cada vez contamos con mejores medios tecnológicos para anticipar la gravedad e intensidad de lo que se espera. Aunque, al final, es el político de turno el que tiene que decidir tras recibir los informes técnicos. Y hacen bien los políticos en pasarse de frenada a la hora de adoptar cautelas. Es mejor quedarte sobrado en las disposiciones y que te echen la culpa por eso, es un decir, que arrastrar el resto de tu vida con una imprudencia de semejante calado que termina por cobrarse vidas.
Mazón no tiene culpa de la dana en sí mas se le achaca la omisión. Dicho en plata, si hubiese estado en el despacho, pegado al teléfono y decidiendo sobre la marcha lo que se tercie, hubiese sido otro cantar. Incluso, podía estar pegado al móvil hasta que llegase a las dependencias oficiales. Pero nunca desaparecido en combate, en reservados de restaurante o vaya usted a saber. Ese fue el problema de Mazón y ahora, con razón, los perjudicados y la opinión pública le exigen responsabilidades.
El tiempo ventilará la situación de Mazón en cuanto a la factura personal a saldar. Con los años, o más temprano aun, aparecerá en algún puesto en Madrid o donde sea porque la vida sigue a fin de cuentas. Su situación al mando de la comunidad autónoma era insostenible. Vox participará de su reemplazo. Y a Alberto Núñez Feijóo le ha costado, y mucho, removerlo. No está el gallego para lindezas. En cambio, no tiene el control absoluto de su partido. Solo manda, de verdad, el que está en La Moncloa. A ese, del color político que sea, sí le acatan al instante y ejecutan lo que necesite. La oposición siempre es un desierto.
En Canarias vivimos horas de sobresalto con la borrasca que ya ayer tocó La Palma. Fernando Clavijo no quiere ser otro Mazón y, lógicamente, hará lo que sea necesario. Cualquiera en su lugar actuaría igual. Lo de Mazón deja herencia mental para un par de generaciones de políticos. Será el efecto Mazón. Fueron muchos muertos: 228 fallecidos. Casi nada.










