Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Carmena en Santa Brígida

Foto 9

Fue un rotundo éxito el encuentro con Manuela Carmena la noche del sábado en Santa Brígida. Tal fue el lleno, que hubo que cortar la calle y habilitar asientos en el exterior, amén de una pantalla. De hecho, entraba dentro de las previsiones y el consistorio se puso manos a la obra para que nadie quedase frustrado por no disfrutar de la experiencia con la jurista. Manuela Carmena deja escuela pues sus formas agradables y tolerantes las combina con sus esencias progresistas. Dicho en plata, Carmena es una mujer de izquierdas. Fue militante del PCE, abogada laboralista cuando la matanza de la extrema derecha contra el despacho de Atocha vinculado a Comisiones Obreras y, por último, alcaldesa de Madrid a rebufo de las mareas ciudadanas del 15M.

Carmena es suave en sus pronunciamientos pero, a la vez, abriga convicciones. Carmena no comulga, por tanto, con las equidistancias acomodaticias, los populismos, los que no se implican al decir que no son ni de izquierdas ni de derechas (pero son de derechas) y, desde luego, afronta el auge de la ultraderecha. Varias preguntas del público fueron dirigidas en ese sentido: ¿cómo poner freno al retroceso democrático que supone el neofascismo?, ¿cómo reactivar la izquierda desde la firmeza ideológica en aras de la cohesión social?

La jurista conoce la realidad insular pues sus primeros pasos como jueza fueron precisamente en La Palma. Un periodo ochentero en el que rezumaba ramalazos heredados del franquismo que la democracia todavía no había limado y machismo, mucho machismo. En sus memorias, motivo por el que vino a Gran Canaria para hablar, detalla sus andanzas isleñas, entre otros extremos.

Cautivó a un público principalmente femenino que se concitó en las medianías de la isla. Qué mejor plan para un sábado que escucharla. Y desde distintos municipios se dieron un salto a la villa para aprovechar la oportunidad. Ha roto techos de cristal como mujer en la judicatura, aunque no todos los que hubiera querido. Su empatía y su afán de escucha entroncan su vocación ideológica de izquierdas. Mantiene su propio criterio y eso le ha valido críticas desde la propia bancada que antes la aupó al Ayuntamiento de Madrid; léase Unidas Podemos, que de cuando en cuando deja manifiesto su descontento con lo que (creen) que tenía que haber sido y no fue su etapa como regidora. A ella poco le importará. Le inquieta más la unión de las izquierdas, mas deja en el aire sus dudas al respecto. Con todo, la amenaza de Vox obligará a reaccionar a los partidos, les guste o no. De lo contrario, el electorado progresista tomará nota y pasará, antes o después, la pertinente factura.