Primera Plana

El Blog de Rafael Álvarez Gil

Macartismo en la sanidad canaria

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La oposición controla al Gobierno, no el Ejecutivo a la bancada que no le sostiene. Es más, incluso, y al menos teóricamente, el Gabinete debe responder a la acción fiscalizadora de los escaños que aun hubieran votado a favor de la sesión de investidura del candidato a presidente del Gobierno, en este caso Fernando Clavijo. Esto es de primero de parlamentarismo. Esencia nuclear de las democracias liberales asentadas tras las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII y el siglo XIX. Va de suyo.

Sin embargo, en la Cámara canaria algunos miembros del Gobierno se pasean dándole la vuelta a la teoría de la democracia representativa con tal de intentar salir airoso. Y, encima, en algo tan sensible como es la sanidad pública: allá donde acudimos todos; especialmente, los que menos recursos económicos tienen. Y entonces nos tropezamos con un director del Servicio Canario de la Salud (SCS) que le espeta al diputado de la oposición (NC) su historial clínico como paciente. Acabáramos. Macartismo refinado. ¿Si el máximo responsable del SCS actúa de este modo con un representante del pueblo, qué no hará con la ciudadanía? Estamos hablando de derechos básicos, de cuestiones de privacidad elemental.

Si Adasat Goya ha hecho esto con Yoné Caraballo, es para que la consejera repiense qué SCS está implementando y ejecutando diariamente. El escaño conejero ha sido especialmente combativo en materia de sanidad, ¡es su tarea!, y en un reflejo torticero por parte de los responsables del Ejecutivo, en vez de ceñirse a contestar y argumentar, le ventila a Caraballo su historial médico a la luz de la comisión parlamentaria y la opinión pública.

¿Este es el modelo de gestión al que aspira la consejera de Sanidad? Esther Monzón no puede tolerar, bajo ningún concepto, que se airee los datos médicos de ningún paciente o trabajador del SCS. De ninguno. Sea o no representante del pueblo. De nadie. El diputado de NC, pero podría ser de otras siglas, hace su labor fiscalizadora, le guste o no al director del SCS. Por otro lado, resulta ramplón abanderar estas actitudes para lidiar con el reproche de la oposición a son de las listas de espera en Sanidad. Los políticos con obligaciones institucionales están al servicio de la ciudadanía, deben someterse al control parlamentario de manera natural, ¡es consustancial al parlamentarismo!, e intentar mejorar su gestión en vez de entrar en espirales personales donde, además, se saca a relucir el historial médico. Un descaro.